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"Money can't buy friends, but you can get a better class of enemy” (Spike Milligan)

 


Breve Historia de Europa Central

De la Guerra de los Treinta Años a Eugenio de Saboya

La historia de Europa en el siglo XVII estuvo marcada por dos grandes conflictos. Por una parte, el enfrentamiento entre protestantes y católicos, que afectó a casi todos los países del continente durante la Guerra de los Treinta Años (1618 – 1648), y por otra, el combate continuo contra el avance del imperio otomano, que durante la segunda mitad del siglo trató de expandir sus territorios de los Balcanes hacia el oeste.

Al oeste del continente, el reino de Francia aspiró bajo Luis XIII y Luis XIV a la hegemonía en Europa, intentando sofocar el poder creciente de los Habsburgo en los reinos de España y Alemania. Como consecuencia, además de los conflictos entre Francia y España, Francia conquistó territorios a lo largo del Rin y formó una alianza con los otomanos. Inglaterra y Holanda, las nuevas potencias económicas también intervinieron. En la lucha por la independencia de los Países Bajos de la Monarquía Hispánica se desarrolló una nueva técnica de esgrima como resultado de la reforma militar de los Orange, que mediante un entrenamiento profesional hizo que las tropas fueran más ágiles y estables. Hasta principios del siglo XVII, los ejércitos imperiales variaron en equipamiento y fueron reclutados sólo para la duración de una campaña.

Sólo a parte de entonces fueron transformados en un ejército permanente y remunerado. Debido a la permanente falta de fondos del Emperador, la financiación del contingente de tropas se realizó, en parte, a través de empresarios de guerra como el generalísimo Albrecht Duque de Mecklemburgo (llamado Wallenstein). Los Tratados de paz de Osnabrück y Münster (también conocidos como la “Paz de Westfalia”) terminaron con la Guerra de los Treinta Años en 1648. En comparación con los ejércitos centroeuropeos, el ejército otomano estuvo organizado de una manera completamente diferente, y equipado con armas poco comunes (como el arco de reflejo y flechas).

En su nuevo avance hacia el oeste a partir de los años sesenta del siglo XVII, fue derrotado el 1 de agosto de 1664 en Mogersdorf, cerca de St. Gotthard, a las orillas del río Raab. Fue, sin embargo, veinte años más tarde cuando el avance de los otomanos entró en una fase decisiva. En 1683, un ejército turco dirigido por el Gran Visir Kara Mustafa avanzó hasta las puertas de Viena. La amenaza de la capital imperial puso en peligro a toda Europa central.

Fue sólo el 12 de septiembre de 1683 cuando un ejército unido de tropas imperiales alemanas y polacas pudo levantar el sitio de Viena. Esto produjo una inflexión e hizo que los otomanos empezaran a retroceder. Tras la decisiva batalla de Zenta, en el río Theiss (1697) y el Tratado de paz de Karlowitz en 1699, se recuperó una gran parte de Hungría y toda la Transilvania. Dichos triunfos se debieron en gran parte al genio militar y diplomático del Príncipe Eugenio de Saboya (1663 – 1736), cuyos logros contribuyeron en el primer tercio del siglo XVIII a hacer de Austria una gran potencia.

Mapa de Europa central 1890
(Imperio austrohúngaro, Monarquía de los Habsburgo)
91x68 cm, incluye una línea de tiempo
Infoposter - Reimpresión de premia calidad (doblado)

Nuevo / Sellado

Idioma: Inglés

 


El siglo XVIII (hasta 1790)


El siglo XVIII fue una época de permanentes conflictos entre las potencias europeas, sólo interrumpido por la Revolución Francesa. Se trató sobre todo de la lucha por la hegemonía entre Francia, Inglaterra, Austria, Rusia y Prusia. El quedarse la Casa de Habsburgo sin descendencia en 1700 († Carlos II), se produjo un enorme vacío de poder en Europa y en Ultramar.

En la Guerra de Sucesión española (1701-1714), Austria y Francia lucharon por el Trono, que se había quedado temporalmente sin soberano. A pesar de las gloriosas victorias de los ejércitos imperiales, bajo el mando del Príncipe Eugenio de Saboya, la guerra se decidió finalmente por la posición de Inglaterra. En un principio Inglaterra había dado su apoyo a los Habsburgo, pero temiendo posteriormente su hegemonía forzó la división de la herencia entre los dos estados beligerantes. El Emperador Carlos VI obtuvo la parte sur de los Países Bajos y las posesiones de la Corona de Aragón en Italia.

También los acontecimientos en los Balcanes tuvieron consecuencias. Las victorias del Príncipe de Saboya en Peterwardein y Belgrado en la guerra contra los otomanos (1716-1718) significaron la máxima expansión para la monarquía de los Habsburgo y su estatus como gran potencia europea. Entre 1733 y 1738 siguió la Guerra de Sucesión de Polonia. El Emperador Carlos VI perdió casi todos los territorios que había conseguido en el 1718 en una nueva guerra contra los turcos (1737-1739). Luchando en alianza con Rusia, cuya influencia crecía. A través de la Pragmática Sanción Carlos VI intentó en vano asegurar la herencia para su hija María Teresa.

En la Guerra de Sucesión de Austria (1740-1748), María Teresa tuvo que defender su herencia contra casi todos los soberanos vecinos. Encabezando la lista de sus enemigos estuvo el rey de Prusia, Federico II, a quien le tuvo que ceder la Silesia – la única pérdida en sus tierras. Como resultado, Prusia consiguió alcanzar el estatus de gran potencia europea. Cuando Austria, con el apoyo de Rusia y Francia, intentó de nuevo, en vano, recuperar Silesia de Prusia, desencadenó la Guerra de los Siete Años (1756-1763).

Al final, Federico II pudo asegurar Silesia. Aquella guerra cambió profundamente el sistema de alianzas, con consecuencias internacionales: Ya en la Guerra de Sucesión española, Francia había tenido que ceder gran parte del comercio con América a Inglaterra. Esta vez Inglaterra capturó las colonias francesas en la India y América del Norte, asegurándose el estatus de potencia mundial. A finales del siglo XVIII hubo la última guerra de Austria contra los turcos (1788- 1791). El Emperador José II – en alianza con Rusia – salió victorioso, y, en 1789, el mariscal de campo Laudon reconquistaba Belgrado.

Poster: Billetes de Europa central 1867-1918
(Imperio austrohúngaro, Monarquía de los Habsburgo)
91x68 cm, incluye una línea de tiempo
Infoposter - Reimpresión de premia calidad (doblado)

El poster muestra los particularmente bellos billetes del período entre 1867 y 1918. Por diseñadores como Gustav Klimt y Koloman Moser.

Nuevo / Sellado

Idioma: Inglés


Austria y Europa 1789-1866 De las guerras con Francia hasta 1848

Hacia el final de su reinado José II empezó otra guerra contra los otomanos, que terminó otra vez con el sitio de Belgrado (1789). Esta victoria fue más importante para Austria que la Revolución Francesa, que sucedió en el mismo momento.

En París, el 14 de julio de 1789, una multitud furiosa tomó la Bastilla, prisión estatal y símbolo del odiado reino de Luis XVI. En abril de 1792, Francia declaró la guerra a Austria, y la Monarquía de los Habsburgo formó la Primera Coalición con Prusia e Inglaterra. La siguiente guerra terminó en 1797 con la derrota de los aliados. Austria perdió sus territorios en Europa occidental y Lombardía, pero ganó Venecia. En esta guerra, el general francés Napoleón Bonaparte llamaba cada vez más la atención. Austria había por su parte fundado su esperanza en el talento militar del hermano del Emperador Francisco II, el Archiduque Carlos, quien había ganado una serie de batallas, entre otras la de Wurtzburgo (en 1796). La Guerra de la Segunda Coalición, sobre todo entre Austria, Rusia y Francia, estalló en 1799.

La Paz de Lunéville la terminó. La Francia de Napoleón, quien se había coronado Emperador en 1804, aspiró muy claramente a la hegemonía europea. Como consecuencia, Austria y Rusia le declararon la guerra a Francia en 1805. La batalla de Austerlitz (en Moravia meridional) y la Paz de Presburgo (Bratislava) terminaron esta guerra. Austria tuvo que ceder el Tirol a Baviera, aliada de Francia. En 1806, el Emperador Francisco II (1768-1835) tuvo que abdicar la corona del Sacro Imperio Romano-Germánico y reinar como Francisco I de Austria.

En 1809, la monarquía de los Habsburgo intentó una iniciativa independiente. A pesar de los muchos años de conflictos con Francia y sus aliados, la disposición de Austria a hacer más sacrificios parecía inquebrantable. Una muestra del entusiasmo nacional fue la formación de un tipo de milicia nacional (Landwehr). En la campaña, que duró de abril hasta julio, el Archiduque Carlos triunfó en la batalla de Aspern (21/22 de mayo de 1809), pero sufrió la derrota en la lucha decisiva de Deutsch- Wagram (5/6 de julio de 1809). La Paz de Schönbrunn hizo que Austria perdiera vastos territorios.

No obstante, los Habsburgo entraron en una coalición con Rusia, Prusia, Suecia y Gran Bretaña en 1813. El destino de Napoleón fue decidido en la Batalla de las Naciones en Leipzig entre el 16 y el 19 de octubre de 1813. A finales de marzo de 1814 los aliados marcharon sobre Paris, y Napoleón abdicó. El Congreso de Viena tuvo lugar entre noviembre de 1814 y junio de 1815, y restableció las fronteras de Europa. El intento de restauración de Napoleón, que fue derrotado en la Batalla de Waterloo y exiliado, fue solamente un pequeño incidente. El 20 de noviembre de 1815 el Segundo Tratado de Paz fue firmado en Paris.

Pocos años después del Congreso de Viena, sin embargo, crecieron las tendencias revolucionarias en muchos países europeos como consecuencia de las considerables tensiones sociales y nacionales. El 13 de marzo de 1848, la revolución estalló finalmente también en el Imperio austriaco. En Praga la revolución fue sofocada brutalmente, mientras que en Viena los insurrectos consiguieron que los Imperiales y Reales Ejércitos (k.u.k., kaiserlich und königlich), estacionados en la ciudad, se retirasen.

La capital del Imperio sólo pudo ser reconquistada en octubre con un enorme esfuerzo militar por el mariscal de campo Príncipe Windischgrätz, y el mariscal de campo subteniente José Conde Jellacic. La situación en Hungría e Italia seguía muy delicada.

 

Radetzky y su tiempo (1848-1866)

Pocos años después del Congreso de Viena de 1814/15 crecieron las tendencias revolucionarias en muchos países europeos como consecuencia de las graves tensiones sociales y nacionales. Durante décadas, Austria había “controlado” la política de Europa, suprimiendo tendencias liberales también en el interior del Imperio. El 13 de marzo de 1848 estalló la revolución en diferentes puntos de Austria: en Praga y Viena, en Hungría, y también en el Reino Lombardo-Véneto.

En las provincias italianas el Reino de Cerdeña intervino a favor de los insurrectos. El mariscal de campo Radetzky venció a los sardos tras una corta campaña. Al año siguiente los sardos declararon otra guerra y fueron derrotados en Mortara y Novara. Venecia sólo se rindió el 24 de agosto de 1849. La situación fue más grave en Hungría: En diciembre de 1848 los magiares habían declarado su independencia de Austria y sólo pudieron ser vencidos el 3 de octubre de 1849 con la ayuda de Rusia. En Viena se dieron episodios revolucionarios en marzo y a principios de octubre de 1848 que terminaron con la retirada de los Imperiales y Reales Ejércitos.

A finales del mismo mes entraron de nuevo con un gran esfuerzo militar del mariscal de campo Príncipe Windischgrätz y el Banus de Croacia, el mariscal de campo subteniente Conde Jellacic. Confrontado con la grave situación a finales de 1848, el Emperador Fernando I abdicó en favor de su sobrino Francisco José I el 2 de diciembre. Al principio el joven emperador quiso seguir utilizando el ejército austriaco para mantener el orden en Europa, pero fracasó en 1859. En una guerra contra el Reino de Piamonte-Cerdeña, que contó con el apoyo del Emperador francés Napoleón III, las tropas austriacas fueron derrotadas en Magenta y Solferino (junio 1859).

Los Habsburgo tuvieron que ceder Lombardía. En 1864 Austria y Prusia declararon juntos la guerra a Dinamarca, intentando conseguir los principados de Schleswig y Holstein gobernados por ésta. Austria, bajo el mando del mariscal de campo subteniente Gablenz salió victoriosa en las Batallas de Oeversee y Veile, y en 1865 Austria obtuvo Holstein y Prusia Schleswig. No fue sólo la división de estos territorios lo que causó un conflicto entre las dos potencias victoriosas. El 8 de abril de 1866 Prusia formó una alianza con Italia contra Austria. El 24 de junio de 1866 las tropas austriacas del sur bajo el mando del Archiduque Albrecht ganaron la Batalla de Custoza (al sur del Lago de Garda).

La batalla decisiva, sin embargo, se luchó en el norte. El 3 de julio, después de una serie de batallas desafortunadas, el ejército austriaco del norte, bajo el comandante en jefe (Feldzeugmeister) Benedek, sufrió la derrota definitiva en la batalla de Königgrätz (Hradec Králové, al este de Praga). La Paz de Praga del 22 de agosto de 1866 terminó la guerra. Como consecuencia, Austria tuvo que abandonar la Confederación Germánica.

El Emperador Francisco José y Sarajevo (1867-1914)

Debido la derrota de Austria en la guerra contra Prusia en 1866, los Habsburgo perdieron gran parte de su influencia sobre la política de los estados alemanes; mayor razón para crear urgentemente una estructura política estable para sus propias provincias. El problema más grave fue Hungría. Tras las revoluciones de 1848 y 1849 los países de la corona de Hungría, es decir Hungría, Eslovaquia, Croacia y Transilvania tuvieron que ceder parte de su autonomía y fueron sometidos a un estricto régimen civil y militar; algo que sólo podría ser una solución provisional.

En 1867, tras largas negociaciones, se acordó el Compromiso Austro-húngaro (Ausgleich), reorganizando completamente las relaciones entre las provincias de la corona de Hungría y el resto del Imperio. Desde entonces la monarquía de los Habsburgo fue dividida en las provincias austriacas (Cisleithania) y las provincias húngaras (Transleithania), divididas por el río Leitha. Cada territorio debía de tener su propia administración y sus propios parlamentos regionales. Desde 1867 se cooperaría solamente en tres áreas comunes: la política exterior, la política fiscal y la defensa.

Sólo en estas áreas hubo ministros supranacionales. El Compromiso tuvo enormes repercusiones para el ejército. Entonces se creó un sólo Imperial y Real Ejército (k.u.k.) y una sola Armada. Se formaron las guardias territoriales del Reino de Hungría (Honvéd) y la Landwehr en la parte austriaca de la monarquía dual. El periodo de paz entre 1867 y 1914 fue interrumpido por un sólo incidente militar que iba a ser recordado como la Campaña de Ocupación en Bosnia y Herzegovina de 1878.

Bosnia y Herzegovina, anteriormente parte del Imperio Otomano, fueron ocupadas por las tropas austrohúngaras. En 1908, estos territorios fueron anexados por completo. A parte, el Imperio Austrohúngaro participó sólo indirectamente en el juego de poder en Europa. La coalición inicialmente formada por Austria-Hungría y Alemania (Alianza Dual, 1879), se transformó en la llamada Triple Alianza con Italia en 1882. A partir de 1908, Austria-Hungría estuvo cada vez más implicada en los conflictos en los Balcanes. Al cabo de unas décadas se mostró que el Compromiso de 1867 no había sido una solución satisfactoria.

Las necesidades de las once nacionalidades de la Monarquía obviamente no se pudieron satisfacer a través de una reestructuración nueva y radical del Imperio. El futuro sucesor al trono, Archiduque Francisco Fernando tuvo también grandes expectativas para solucionar este problema. El Emperador Francisco José, sin embargo, no había otorgado suficientes responsabilidades políticas a su sobrino, restringiéndole a un papel militar que incluía el mando supremo del ejército sólo en caso de guerra. Al visitar Sarajevo el domingo, 28 de junio de 1914, un nacionalista serbio acabó con la vida de Francisco Fernando y su mujer.


La Primera Guerra Mundial El fin de la Monarquía de los Habsburgo

Austria-Hungría atribuyó la culpa del asesinato de Francisco Fernando y su mujer en Sarajevo a Serbia, por lo cual Serbia debería ser subyugada. Austria-Hungría dirigió un ultimátum a Serbia. Ésta se movilizó y recibió apoyo de Rusia. Así, una guerra limitada se convirtió en una guerra entre bloques de alianzas a finales de julio de 1914; por una parte con Austria-Hungría, Alemania y, a partir de octubre de 1914, el Imperio Otomano (formando las Potencias Centrales); por la otra Serbia, Rusia y sus aliados Francia y Gran Bretaña (formando la Entente).

Austria-Hungría concentró sus acciones militares en los Balcanes y la Galicia polaca, mientras Alemania intentó derrotar a Francia. Ambos fracasaron, Austria-Hungría en Serbia y Galicia, y Alemania en el oeste. Ya a finales de 1914 tuvieron que poner todas las fuerzas en defensa contra una invasión rusa, un peligro conjurado sólo después de la ofensiva de Tarnów-Gorlice en mayo de 1915. Fue en este mes cuando Italia declaró guerra al Imperio de los Habsburgo. A pesar de sufrir alguna derrota, Austria-Hungría, Alemania y Bulgaria, que entró en la alianza en otoño de 1915, obtuvieron victorias militares importantes.

A principios de 1916 Austria-Hungría fue derrotada por Italia al intentar una ofensiva desde el Tirol del Sur. Durante la guerra de desgaste en el río Isonzo se libró un combate tras otro hasta finales de 1917. En el este, sin embargo, Rusia pudo ser frenada hasta que la revolución de 1917 hizo que los bolcheviques firmaran un armisticio y la Paz de Brest-Litovsk. También Rumania, que había declarado la guerra a las Potencias Centrales en septiembre de 1916, fue vencida. En octubre y noviembre de 1917 las fuerzas austro-alemanas ganaron finalmente la 12ª batalla en el río Isonzo contra Italia. Las circunstancias militares sin embargo disimularon la situación cada vez más caótica dentro del Imperio alemán y sobre todo dentro de Austria-Hungría. La crisis de abastecimiento tuvo funestas consecuencias.

El Imperio Austro-húngaro había tenido problemas graves a causa de sus nacionalidades ya en tiempos de paz; en tiempos de guerra se hallaba a punto de desmembrarse. Tras la muerte del Emperador Francisco José en noviembre de 1916 su sucesor, el Emperador Carlos I se esforzó en vano por conseguir la paz. En 1918 se propagaban huelgas y motines. El 15 de junio de 1918, Austro-Hungría intentó por última vez forzar una decisión militar, pero la ofensiva en el río Piave no tuvo éxito.

En otoño de 1918 la doble monarquía empezó a derrumbarse, y no se pudo frenar la disolución del ejército. El 3 de noviembre de 1918 el Imperio Austrohúngaro firmó un armisticio en la villa Giusti cerca de Padua; en un momento en que ya se habían formado estados sucesores nacionales. El mapa de Europa se había transformado para siempre.

 

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